El año pasado tuve mi primer mentor formal y quiero compartir con vos esta experiencia. Te cuento qué fue lo que aprendí y si volvería a pasar por esta experiencia.
Empecemos por lo primero: ¿qué es un mentor? Según el DMF (Diccionario de Marcos Ford), un mentor es una persona que tiene mucha experiencia en algún tema que nos interesa profundizar, que está dispuesta a compartir sus vivencias, que aporta herramientas para pensar las cosas desde un nuevo punto de vista y en consecuencia, nutre el proceso de toma de decisiones. Un buen mentor ayuda a su mentoreado a ver los riesgos que hay por delante y comparte tanto sus fracasos como éxitos para poder elegir el camino que esté más en consonancia con sus objetivos.
Cuando me asocié a ACDE, una de las primeras cosas que hice fue inscribirme en el Programa de Consejeros y luego del armado de duplas (proceso donde se asigna un consejero –mentor– a cada aconsejado –mentoreado-), tuve la primera reunión con Carlos Fernández Funes, con quien me juntaría una vez por mes para hablar sobre distintos aspectos de mi vida y escuchar su experiencia para enriquecerme en el proceso.
Carlos cuenta con una trayectoria tremenda, por nombrar algunas de sus actividades profesionales, lleva más de diez años como asesor permanente en Telecom, fue socio de Grant Thornton Argentina, socio de Ernst & Young y actualmente, fundador y Director General de la consultora Extrafide.
Estos fueron algunos de mis aprendizajes:
#1 – Cómo buscar y elegir a tu mentor
En este caso, el proceso se dio mediante una asociación que tiene un programa especializado donde un equipo se encarga de vincular perfiles compatibles, donde el mentor tenga experiencia en las principales áreas donde el mentoreado desea desarrollarse. Así que la primera opción que recomiendo para encontrar un mentor es una institución que reúna personas del rubro de tu interés y que compartan los valores a los cuales adherís.
Uno de mis objetivos principales durante este proceso era hacer la transición de empleado a emprendedor, para poder dedicarme full time a mi primer emprendimiento, y fue algo que pude lograr paulatinamente. Carlos ya había pasado por esta situación, fue empleado, fue profesional independiente, creó su propia consultora… claramente tenía camino recorrido como para aconsejarme y abrirme el panorama a la hora de tomar decisiones.
También hay otras formas de conseguir mentores. Una que funciona muy bien si se hace con seriedad es buscar personas que sean referentes en el campo en el que te querés desarrollar. Si de verdad admirás a esa persona, conocés como fue su trayectoria, dedicás tiempo a leer sobre lo que hizo y la contactás correctamente, la probabilidad de que te ayude de una forma u otra a moldear tu carrera es bastante alta. Es muy importante tener en claro el objetivo, cuáles son las dos o tres cosas que querés modelar en tu vida profesional (o lo que sea), y una vez que hayas hecho los deberes, recién ahí contactes a tu potencial mentor.
#2 – Saber qué quiero siempre es lo primero
Sin objetivos claros es imposible saber si nos estamos acercando a la meta. Estos fueron algunos de los míos:
Hacer la transición de empleado a emprendedor.
Los que tienen vocación por crear cosas y les gusta el desafío de llevar sus ideas al mundo real, se enfrentan a varios desafíos, y uno de los más importantes es el de dejar de depender de un sueldo para empezar a vivir de los frutos de sus proyectos. No hay una fórmula para dar el salto, cada uno irá descubriendo la forma que más se adapta a su situación. Lo cierto es que las charlas mensuales con Carlos me dieron opciones para ir planificando la transición, la empresa donde trabajaba fue muy comprensiva y me apoyó en todo momento. Además, pude confiar en el equipo de PreciosNinja.com, que me demostró con la maduración del proyecto día a día que era posible llegar. Incorporarme a un segundo proyecto, BrasUP, fue el determinante.
Todo esto también fue posible gracias a conocer a las personas correctas, que confiaron en mí y me ayudaron a seguir formándome, a desarrollarme para no saltar a la pileta sin saber si había agua y lograr que la transición fuera ordenada.
Conciliar los distintos aspectos de mi vida.
En 2016 estaba terminando mi carrera universitaria con dos de las materias que más carga tienen (Auditoría e Impuestos II), sumado al trabajo, emprendimiento, familia y vida personal fue cocktail que requería de una buena priorización y organización.
El proceso de mentoring, conocer experiencias y poder poner las cosas en la balanza me fueron de gran ayuda. ¿Tuve sobresaltos? Claramente, es difícil mantener el equilibrio siempre, pero cuando uno está enfocado y sabe qué quiere en cada faceta de su vida, las cosas van avanzando y se mantienen en su curso.
Conocer cómo hacer para tomar ciertas decisiones de negocio.
Al emprender un negocio hay muchísimos factores a tener en cuenta, desde los propios de la industria, pasando por el equipo, la forma de organizar el trabajo y alianzas, por nombrar solo algunas. Saber cuáles fueron las experiencias de alguien con tanta formación y trayectoria como Carlos me dieron más seguridad y me permitieron cuestionarme muchas de las acciones que estaba tomado.
#3 – Si valorás a la otra persona, el tiempo vale
Es fundamental para respetar tanto al mentor como a uno mismo, que se dedique el tiempo y los recursos necesarios para ir avanzando hacia el cumplimiento de los objetivos definidos. Creo que el termómetro para medir el éxito de una mentoría es qué tanto tiempo dedicamos entre encuentro y encuentro a desarrollar los temas hablados. A veces se logra cumplir el objetivo, a veces parcialmente, a veces se presentan imprevistos que hacen que las cosas no salgan como uno las espera, pero lo importante es intentarlo y ser disciplinado.
En mi caso, tenía la posibilidad de comunicarme con Carlos por email o teléfono entre encuentros, recursos que aproveché varias veces y siempre obtuve excelente predisposición. Si el consejero está dispuesto a mantener abierta la comunicación es una situación ideal ya que una llamada de cinco minutos puede ayudar a reencauzar la nave a medida que van cambiando los escenarios.
También considero muy importante la puntualidad. Hoy es posible chequear el estado del camino, posibles demoras en la ruta y cortes de tránsito para llegar a tiempo al lugar convenido y no hacer esperar al mentor.
Conclusiones
Cuando encontrás a una persona que recorrió el camino que tenés en la mira, tenés valores compartidos, valorás su experiencia y querés desarrollarte como persona, profesional o el aspecto de tu vida que elijas, no dudes en proponerle que sea tu mentor. Está la posibilidad de que acepte, pero en caso de que no lo haga, podés aprovechar para pedirle que te recomiende a alguien dentro de su red de contactos.
Sin dudas volvería a tener otro mentor, cuando se da con la persona indicada y se pone la energía necesaria solo se pueden esperar buenos resultados de este tipo de experiencias.
Aprovecho el post para agradecerle a Carlos por toda su dedicación y haberme enriquecido en el proceso de mentoría, ¡gracias, gracias, gracias! Y a ACDE por haber facilitado la conexión.
¿Alguna vez te planteaste tener un mentor? Si pasaste por el proceso, ¿qué tal te resultó?
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